Por ÉDGAR ARRIETA GONZÁLEZ
28-04-2010 Diario “El Meridiano de Sucre” (Colombia)
A casi dos siglos de celebrar la independencia de Colombia, el país afronta una nueva pérdida de su soberanía y graves amenaza a su existencia como nación.
Desde el 2007 y sin participación de la ciudadanía y los gremios, el Gobierno Nacional negocia con la Unión Europea un tratado de libre comercio. Este acuerdo colmará de beneficios y garantías a las empresas del viejo continente, particularmente a las españolas. El resultado será un mayor recorte de los derechos a los trabajadores, empresarios, campesinos y ciudadanos en general.
Todas las acciones que adelanta el Gobierno se orientan a privilegiar a las empresas transnacionales, mientras se aumenta el sufrimiento, las condiciones de vida son cada vez más difíciles y el trabajo cada vez más precario para los colombianos.
Con el credo neoliberal de exportar o morir, se encadena a la economía y a la sociedad impidiendo que la mayoría de colombianos tengan una educación de calidad, salud accesible a los estratos 1, 2 y 3, vivienda digna, servicios sanitarios, empleo estable y bien remunerado, y se profundiza el saqueo de los recursos naturales.
A partir de 1990 los gobiernos colombianos impusieron una política económica que iluminó todos los mecanismos de protección a la producción agrícola e industrial y deterioro de las condiciones laborales, con la cual se han beneficiado solo unos pocos grupos económicos, mientras a las mayorías les ha ido de mal en peor.
En el país hay más de 22 millones de personas que viven en condiciones de pobreza, es decir, la mitad de la población. Colombia es una de las naciones más desiguales del mundo. Más de la mitad de quienes tienen algún ingreso lo consiguen en el sector informal. La deserción universitaria por cuestiones económicas y sociales es del 48% y mientras esto ocurre nuestros gobiernos se preocupan solamente por asegurar la ganancia de los grandes conglomerados.
La Administración Nacional dice que el tratado es un instrumento mediante el cual Colombia y la Unión Europea consolidan y amplían el control que ya poseen las multinacionales europeas sobre áreas vitales de economía nacional, como el agua, la energía, las telecomunicaciones, el sistema bancario, los medicamentos y los recursos mineros, a través de empresas como Unión Fenosa, Aguas de Barcelona, Telefónica, Banco Santander, BBVA, Repsol YPF, BHP Billinton, Anglo Gold Ashanti, Endesa, entre otra.
Bajo este tratado se le otorgan más derechos a las empresas que a los ciudadanos, como de hecho viene ocurriendo con las exenciones tributarias, las zonas francas especiales y los contratos de estabilidad jurídica. A los campesinos y productores agrícolas colombianos se les impondrán medidas sanitarias europeas imposibles de cumplir dadas las condiciones del país.El 85% de los productos que vende Colombia a Europa son: carbón, ferroníquel, café, banano y petróleo. Y serán los mismos que se vendan si se hace la negociación (firma TLC-UE), porque lo que compra la U.E al mundo son equipos eléctricos, vehículos, aviones y productos químicos que no produce Colombia.
El TLC con la UE tiene como objetivo que las transnacionales europeas tengan plana libertad de venir a nuestro territorio a llevarse los recursos naturales, mancillando los derechos de las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas y desplazándolas a los cordones de miseria e inseguridad de las ciudades, sin ninguna posibilidad de llevar una vida digna.
